La igualdad de género es clave para el desarrollo económico y social de los países
Uno de los rasgos característicos de las sociedades latinoamericanas es la desigualdad, en América Latina y el Caribe, las mujeres en su mayoría trabajan en los sectores informales y de baja productividad de la economía. El 70 % de las mujeres tienen como responsabilidad el trabajo no remunerado en los hogares.
De acuerdo con diversos estudios que vamos a ampliar más adelante: Si se garantizan desde los diferentes sectores políticas de igualdad entre los hombres y mujeres específicamente en el ámbito laboral, va a haber un desarrollo de la competitividad y un mejor futuro de las economías y crecimiento de las empresas.
Miremos algunos estudios que se han realizado con relación a la equidad de género en el desarrollo económico: Según la OCDE, Cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen: “el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo produce un crecimiento económico más rápido”.
Asimismo de acuerdo a datos empíricos procedentes de diversos países muestran que incrementar la proporción de los ingresos del hogar controlados por las mujeres, modifica los patrones de gasto en formas que benefician a hijas e hijos.
El nivel de educación de niñas y mujeres ha aumentado en los últimos 50 años, no obstante esto no ha sido un factor determinante, en la obtención de mejores oportunidades laborales, sigue siendo desigual la participación de las mujeres en el mercado de trabajo con respecto a la de los hombres. En 2013, la relación entre hombres con empleo y población se ubicó en un 72,2 por ciento, mientras que esa relación entre las mujeres fue del 47,1 por ciento.
Se han realizado varios e importantes esfuerzos orientados a hacer visible la desigualdad entre naciones, regiones, áreas y clases sociales con el objeto de formular propuestas orientadas a superar las injusticias e inequidades que de ellas derivan incluso en la inclusión e igualdad de género, no obstante, en todo el mundo las mujeres en promedio ganan sólo entre el 60 y el 75 por ciento del salario de los hombres.
Algunos de los factores que hacen que exista una desigualdad son el hecho de que es más probable que las mujeres se desempeñen como trabajadoras asalariadas y en trabajos familiares no remunerados por las funciones que han venido desempeñando en el hogar a lo largo de la historia; además de la noción que prevalece sobre la dependencia económica de las mujeres; y la probabilidad de que se desenvuelvan en sectores no organizados y sin representación sindical.
Así mismo se ha demostrado en diferentes estudios que uno de los factores determinantes de desigualdad es la diferencia biológica convertida en fundamento discriminatorio a lo largo de toda la región latinoamericana: Con los supuestos erróneos de que los hombres tienen más fuerza, son más resistentes, incluso con características psicológicas, como que son menos problemáticos o menos complicados.
Como conclusión podemos afirmar que el empoderamiento económico de la mujer es un buen negocio. Las empresas se benefician enormemente al aumentar las oportunidades en cargos de liderazgo para las mujeres, algo que ha demostrado aumentar la eficacia organizacional. Según el estudio de Pacto Mundial, se estima que las compañías donde tres o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional.
Es el momento que nosotros como empresa y sociedad, demos el paso a implementar políticas de igualdad de género con acciones que invaliden la discriminación y permitan que todos tengamos el mismo nivel de respeto como seres humanos.